GAZA/TEL AVIV.- "Los días de Israel están contados, la batalla contra el enemigo continúa", sostuvo ayer el líder del grupo islamista palestino Hamas, Khaled Meshal, en referencia a la escalada de violencia entre Israel y las organizaciones armadas en la Franja de Gaza.
Los ataques cruzados, que comenzaron el sábado, dejaron en las últimas horas 145 heridos y 16 muertos: tres en el sur israelí, por el impacto de un cohete palestino en Kiriat Malachi; y el resto en Gaza, donde fallecieron cuatro civiles (entre ellos dos niños de tres y 11 años, y una mujer embarazada) y miembros de las Brigadas de Al Qassam.
El miércoles, Israel ultimó al jefe militar de Hamas, Ahmed al Yaabari. Meshal anunció que su grupo seguirá "en el camino de la yihad (guerra santa) y la resistencia", y aseveró que Israel no es un país, sino un "ente ilegítimo que ocupa Palestina".
El Ejército israelí comenzó a llamar a filas a sus reservistas, lo que hizo aumentar la especulaciones sobre una muy posible incursión terrestre en Gaza, donde ya hubo bombardeos sobre 160 objetivos en el marco de la ofensiva bautizada Pilar de Defensa. Hamas dijo haber lanzado más de 120 cohetes contra Israel: dos cayeron cerca de Tel Aviv ayer, y en Beersheva, Ashkelon y Ashdod sonaron insistentemente las sirenas de alarma y no hubo clases.
Objetivos estratégicos
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró que la operación militar contra militantes palestinos podría ser ampliada en caso de necesidad, mientras que el ministro de Defensa, Ehud Barak, describió los cuatro ejes del operativo: reforzar la disuasión israelí, destrozar la infraestructura de cohetes en la Franja de Gaza, debilitar a grupos terroristas y proteger a la población ante posibles lanzamientos futuros de proyectiles.
La profundización del conflicto generó pedidos de contención de líderes de todo el mundo, desde Barack Obama (respaldó a Israel) hasta China (cuestionó la reacción de Netanyahu y le reclamó calma), y una preocupación generalizada, al punto que el Consejo de Seguridad de la ONU celebró una reunión de emergencia (alertó de "posibles consecuencias catastróficas" por esta crisis) y la Liga Árabe convocó a una cumbre urgente para mañana, para tratar el tema.
La oficina de prensa del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, señaló que el funcionario le expresó su preocupación a Netanyahu y al presidente de Egipto, Mohamed Mursi (cuyo Gobierno retiró al embajador en Tel Aviv), se quejó del lanzamiento de cohetes palestinos e instó a que "las reacciones israelíes sean mesuradas para no provocar un nuevo ciclo de derramamiento de sangre".
El canciller egipcio, Mohamed Amr, le pidió a su par norteamericana, Hillary Clinton, que Estados Unidos intervenga para detener "el asalto israelí contra la población palestina en Gaza". "Si no se frenan esos ataques, los acontecimientos se van a desencadenar de forma incontrolada", advirtió. (DPA-AFP-Reuters)